Decálogo del buen ahorrador de tinta para la impresora

¿Quieres minimizar las impresiones en tu centro de trabajo, pero no sabes cómo? Lexmark nos deja 10 trucos para gastar menos tinta, menos electricidad y menos recursos medioambientales.

Evitar los paseíllos diarios a la impresora para convertir documentos digitales en papel o, más bien, limitarlos a lo mínimo y básico, es uno de los objetivos de toda empresa. Y es que a pesar de los avances técnicos que han posibilitado el desarrollo de impresoras más modernas y eficientes, la impresión continúa siendo fuente de gasto económico y desperdicio medioambiental a nivel corporativo.

Fuente-Shutterstock_Autor-Zorabc_bienmal-errorAsí que, si quieres ahorrar tinta de una vez por todas en tu entorno de tu trabajo, pero no sabes cómo, échale un vistazo a los siguientes consejos que nos dejan desde Lexmark. Éstos 10 puntos también te ayudarán a ser un ciudadano más concienciado con la naturaleza y el control de gastos:

1. “Diferenciar los documentos para uso interno y externo”. No es lo mismo que un informe tenga como destino el uso propio que haya que entregarlo a un socio durante una reunión de trabajo. Las prioridades, en ambos casos, son distintas. Los expertos recomiendan acentuar el ahorro en las situaciones de uso interno, por ejemplo, recurriendo a papel reciclado, haciendo impresiones a doble cara o tirando de borradores.

2. “Evitar imprimir correos electrónicos y borradores así como archivar las copias de forma electrónica”. Si ya has accedido a la información a través de la pantalla de tu dispositivo y te ha quedado claro, ¿por qué imprimirla? Lo mismo ocurre con los trabajos sin acabar. Piénsatelo dos veces antes de pasar a papel cualquier contenido que consultes por Internet.

3. “Optar por cartuchos originales de alto rendimiento para evitar envíos y desperdicios innecesarios”. Buena parte del gasto asociado a la impresión se debe al consumo de tinta. Las casas oficiales siempre aconsejan comprar sus propios cartuchos para huir de posibles problemas de compatibilidad.

4. “Reciclar separando los residuos de papel y de cartuchos”. No todo son buenas prácticas para que las reservas de tinta duren más. También hay que aprender a ser más respetuosos con este mundo en el que vivimos y poner en práctica políticas de reciclaje si queremos que él también dure lo máximo posible en las mejores condiciones. Nunca mezcles distintos materiales en la misma papelera.

5. “Devolver los cartuchos vacíos al fabricante para su reciclaje responsable o para una nueva utilización”. Del mismo modo, una buena idea es remitir el material agotado al fabricante que lo ha montado para que, en vez de destruirlo, lo aproveche para futuros desarrollos. Esto es, si es posible.

6. “No desactivar el modo de ahorro de energía”. Si la impresora de la empresa está habilitada con un modo de ahorro, deja que actúe. No cambies la configuración por capricho y observa el cambio entre la cantidad de electricidad que consumías antes y la que te hace falta ahora.

7. “Invertir en nuevos equipos”. Puede que muchos consideren que las impresoras son equipos que malgastan energía, tinta y papel. Pero no siempre es así. Aunque comprar dispositivos más modernos suponga una fuerte inversión, a la larga su uso saldrá más rentable. Las impresoras en la actualidad están preparadas para minimizar los gastos. Otra posibilidad es comprar más ordenadores o tabletas y consultar documentos “mediante su visualización en dos pantallas o con pantallas de mayor tamaño”.

8. “Utilizar impresoras que permitan la liberación segura de impresión”. Una característica a tener en cuenta a la hora de elegir una impresora es la capacidad de liberación segura de la impresión. O, como explica Lexmark, el hecho de que “las órdenes de impresión se guarden en la memoria y se lancen posteriormente todas a la vez, cuando el empleado lo decida, evitando así calentar el tóner varias veces”.

9. “Implantar soluciones de seguridad estableciendo cuotas de impresión”. Confiar en los avances tecnológicos no es suficiente. Es igual de importante concienciar a los empleados y educarlos sobre buenas prácticas para que adopten una actitud de impresión responsable por su cuenta. En todo caso, también se puede recurrir a la imposición de claves personales para vigilar cuánto uso hace cada trabajador de la impresora. Y, al final, forzar a que lo restrinjan si es demasiado exagerado.

10. “Sustituir impresoras locales por impresoras de red”. Por último, un truco útil, que tira de psicología, consiste en deshacerse de los equipos individuales o situarlos a cierta distancia de la mesa. Los recursos compartidos o forzar a la gente a levantarse de su silla para recoger los documentos podrían provocar que los más adictos se corten a la hora de hacer un uso intensivo de la impresión.