Con 500 dispositivos por hogar, viento en popa, a toda vela

Según predicciones de la consultora Gartner y gracias al IoT, en tan sólo 8 años las casas ubicadas dentro de un mercado maduro deberían estar dotadas con medio centenar de dispositivos inteligentes cada una.

¿Dónde te imaginas dentro de ocho años? ¿Cómo será tu casa? Quizás no lo tengas muy claro, pero Gartner sí. Las residencias del futuro serán, como siempre se espera, radicalmente tecnológicas.

Fuente-Shutterstock_Autor-PlusONE_InternetdelasCosasEsta consultora calcula que en 2022 cada “hogar familiar típico” dentro de un “mercado maduro” contará con unos 500 dispositivos inteligentes esparcidos por todas sus estancias.

Pueden parecer demasiados, pero hay que concretar que Gartner incluye en este cómputo desde electrodomésticos, aparatos para la salud, monitores de la actividad física y productos comunes que desempeñan una función de entretenimiento tipo televisores y videoconsolas, hasta los propios vehículos y tecnologías asociadas de transporte.

También habla de “controles de seguridad y ambientales“, un capítulo en el que podemos englobar a las alarmas, los detectores de humo, los termostatos o los aparatos de aire acondicionado, por ejemplo.

Este ascenso de la tecnología inteligente supondrá ciertos retos de conectividad y protección, pero los expertos pronostican su éxito en base a una cuestión que va más allá de su funcionamiento. Se trata de una cuestión de dinero o, más bien, de abaratamiento de costes.

“El precio raramente será un impedimiento”, señala el analista Nick Jones que espera que “una amplia gama de equipos domésticos se convierta en ‘inteligente’ en el sentido de obtener un cierto nivel de detección e inteligencia combinada con la capacidad de comunicarse, por lo general de forma inalámbrica”. Y es que en algún momento tiene que comenzar a notarse la diferencia entre las eras pre y post Internet de las Cosas.

En este sentido, se produciría un boom de tecnologías como Wi-Fi, Bluetooth y demás, así como ansiadas mejoras en el desarrollo de baterías y la autonomía final de los aparatos. O al menos eso sería lo razonable.